Aquí iría el título pero mejor si se lo pones tú.


Tú me dices que vives en un mar de indecisión, que no sabes que va a pasar mañana, que no sabes qué harás el año próximo.
Entiendo que yo te lastre para muchas de las cosas qué quieres hacer, cómo es viajar, como lo es vivir en otros países hasta encontrar tu sitio perfecto; entiendo que te sea un obstáculo bajo cierta perspectiva de futuro; entiendo que te vaya a causar dolor.

Y por eso me gusta la decisión que hemos tomado de no seguir adelante con el intento de relación que andábamos tratando, aunque me haya quedado con ganas de más.
Pero me molesta que una de tus principales razones sea hacerme daño, pues es ya casi imposible, demasiados lo han intentado y ninguno lo ha conseguido.
Hablas de la falta de planes de futuro, de la incertidumbre que suscita el mañana; si bien en tu caso es más complejo que los demás, es entendible que no sepas qué hacer en un futuro próximo pues todo depende de agentes externos que no controlamos, por suerte yo tengo la certeza de saber controlarse, por lo menos en mi caso.
Hablas siempre de ti como único agente de nuestro posible proyecto de futuro, y eso es lo que te mantiene en un ascua viva, solo piensas en tu futuro hecho por ti y únicamente por ti.
Cuando empezamos esto, ya te dije que no quería participar en este proyecto por miedo a hacerte daño, y para qué lo comprendieras trate de hacerte creer que era peor de lo que soy, traté de hacerte pensar en lo que la indecisión que tu ahínco por tenerme a tu lado podría hacerte.
Y te odio, por lo menos en un sentido cariñoso, dubitativo, y exageradamente suavizado de la palabra; por no hacerme caso la primera vez, por no alejarte un poco, por no querer poner pies en polvorosa antes.
Te explique las razones. Razones como el hecho de tu necesidad de irte antes o después, tu inquietud para con la familia, tu hambre de aventuras, tu capacidad para ponerte en mi piel y saber en cada momento lo que sentiré. Razones como que te enamores y te hagas daño, pues ya lo has pasado suficientemente mal y no permitiría nunca que otra persona te haga daño, sobretodo si fuera yo responsable de dicho daño; y por tanto, en primera instancia esperaba que te alejaras de mí, que dejaras de quererme, para evitar encontrarnos con esta situación. En segunda, solo que entendieras por que lo hacía ya que no parecía que te dieses por aludida. Y en esta tercera, solo lo hago con el fin de aclarar mis ideas, para que las lágrimas, que ya no me brotan de tanto llorar en el pasado, no salgan a la luz cada vez que huelo tu perfume, te veo a los ojos, o pienso en aquellos acalorados besos que nos dimos.
Solo quiero decirte que cuando pensaba que era alucinante que tu estuvieras a mi lado, conmigo, lo creía porque jamás una persona había decidido tirar su tiempo como tú lo has hecho volcandose en mí queriendo saberlo todo, desde que me pasa a lo que ocurre en mi cabeza.
Por eso cuando me dices que te genera una angustia indecible vivir en el mar de incertidumbre que crees que te rodea, me tensa.
Entiendo que no me quieras arrastrar a un abismo en el que nos perdamos los dos, y luego no podamos volver a vernos las caras, ni a ser los mismo con el resto de personas, pero esta vez no debía ser así.
Cuando tú dices “un mar de incertidumbre”, yo solo oigo el susurro del mar a mediodía, el retumbar de las olas contra las rocas y las gaviotas graznando.
Yo tengo otro “mar de incertidumbre”, como lo llamas tú, y este es amplio, la mar es negra, y cuando bebes de ella sabe a sangre y lágrimas. La misma inquietud que te marea yo ya la he sufrido, se llaman sueños, aspiraciones, metas. Ninguna de ellas debe ser como mis pesadillas.
Si bien he llegado a soñar con dar rienda suelta al genio loco que todo el mundo dice que parezco a veces, también he tratado de dejar salir a ese hombre tranquilo apacible y simplón que todos suelen ver.

Tú me dices que vives en un mar de indecisión, que no sabes que va a pasar mañana, que no sabes qué harás el año próximo.
Entiendo que yo te lastre para muchas de las cosas qué quieres hacer, cómo es viajar, como lo es vivir en otros países hasta encontrar tu sitio perfecto; entiendo que te sea un obstáculo bajo cierta perspectiva de futuro; entiendo que te vaya a causar dolor.
Y por eso me gusta la decisión que hemos tomado de no seguir adelante con el intento de relación que andábamos tratando, aunque me haya quedado con ganas de más.
Pero me molesta que una de tus principales razones sea hacerme daño, pues es ya casi imposible, demasiados lo han intentado y ninguno lo ha conseguido.
Hablas de la falta de planes de futuro, de la incertidumbre que suscita el mañana; si bien en tu caso es más complejo que los demás, es entendible que no sepas qué hacer en un futuro próximo pues todo depende de agentes externos que no controlamos, por suerte yo tengo la certeza de saber controlarse, por lo menos en mi caso.
Hablas siempre de ti como único agente de nuestro posible proyecto de futuro, y eso es lo que te mantiene en un ascua viva, solo piensas en tu futuro hecho por ti y únicamente por ti.
Cuando empezamos esto, ya te dije que no quería participar en este proyecto por miedo a hacerte daño, y para qué lo comprendieras trate de hacerte creer que era peor de lo que soy, traté de hacerte pensar en lo que la indecisión que tu ahínco por tenerme a tu lado podría hacerte.
Y te odio, por lo menos en un sentido cariñoso, dubitativo, y exageradamente suavizado de la palabra; por no hacerme caso la primera vez, por no alejarte un poco, por no querer poner pies en polvorosa antes.
Te explique las razones. Razones como el hecho de tu necesidad de irte antes o después, tu inquietud para con la familia, tu hambre de aventuras, tu capacidad para ponerte en mi piel y saber en cada momento lo que sentiré. Razones como que te enamores y te hagas daño, pues ya lo has pasado suficientemente mal y no permitiría nunca que otra persona te haga daño, sobretodo si fuera yo responsable de dicho daño; y por tanto, en primera instancia esperaba que te alejaras de mí, que dejaras de quererme, para evitar encontrarnos con esta situación. En segunda, solo que entendieras por que lo hacía ya que no parecía que te dieses por aludida. Y en esta tercera, solo lo hago con el fin de aclarar mis ideas, para que las lágrimas, que ya no me brotan de tanto llorar en el pasado, no salgan a la luz cada vez que huelo tu perfume, te veo a los ojos, o pienso en aquellos acalorados besos que nos dimos.
Solo quiero decirte que cuando pensaba que era alucinante que tu estuvieras a mi lado, conmigo, lo creía porque jamás una persona había decidido tirar su tiempo como tú lo has hecho volcandose en mí queriendo saberlo todo, desde que me pasa a lo que ocurre en mi cabeza.
Por eso cuando me dices que te genera una angustia indecible vivir en el mar de incertidumbre que crees que te rodea, me tensa.
Entiendo que no me quieras arrastrar a un abismo en el que nos perdamos los dos, y luego no podamos volver a vernos las caras, ni a ser los mismo con el resto de personas, pero esta vez no debía ser así.
Cuando tú dices “un mar de incertidumbre”, yo solo oigo el susurro del mar a mediodía, el retumbar de las olas contra las rocas y las gaviotas graznando.
Yo tengo otro “mar de incertidumbre”, como lo llamas tú, y este es amplio, la mar es negra, y cuando bebes de ella sabe a sangre y lágrimas. La misma inquietud que te marea yo ya la he sufrido, se llaman sueños, aspiraciones, metas. Ninguna de ellas debe ser como mis pesadillas.
Si bien he llegado a soñar con dar rienda suelta al genio loco que todo el mundo dice que parezco a veces, también he tratado de dejar salir a ese hombre tranquilo apacible y simplón que todos suelen ver.
Sendos personajes me llevan de la mano a diario, por caminos muy distantes, y eso me causa una sensación de vacío, inmensa, que solo llenan las latas de cerveza que se acumulan en los cubos de basura; causan un dolor que solo en sueño apalia; crean un vórtice de emociones tan inestable que en el mismo segundo puedo sentir ira, paz, o tristeza. Todo por no querer estar de acuerdo con una de estas ideas.
Uno me propone sacarme la carrera, trabajar de lo que se pueda, y buscar un sitio mejor o diferente.
El otro me propone el que antes de conocerte me parecía el mejor de los planes, encerrarme en mi mismo y entrar en la carrera del conocimiento, luchando contra el tiempo para poder dar rienda suelta a tantísimas ideas que me saturan, que me estremecen, que me dan miedo. Quizás por esto siempre he buscado una distracción que ocupara lo suficiente mi cabeza como para no poder pensar.
Para ejemplificar más lo que te digo y de manera más clara, piensa que después de selectividad yo planeaba irme a estudiar un grado superior en técnica informática, y pasar a trabajar uno o dos años, y en el momento pudiese coger una manta y un coche decirle adiós a toda una vida y marcharme lo suficientemente lejos como para olvidar quien fui, quien quería ser y qué era en ese momento. Pero entonces, no fueron más que discusiones, problemas y más distracciones. No se me ha olvidado porque cada día que pasa me duele haberles hecho caso a mis familiares, y que ellos se dejaran llevar en sus opiniones por pensamientos que no tienen relación; y cada dia me duele más.
Y por otro lado, todos los días me miro al espejo y recuerdo que tengo una libreta llena con esquemas, descripciones y código a medio hacer de un solo proyecto que es tan irreal como la sensación de satisfacción que pueda tener hoy, o en un año. Y como cabeza inquieta que reina sobre un cuerpo vago, no es el único de mis proyectos, pues escribo. Escribo cosas como esta nota falta de cuerpo, sentido y alma; escribo cosas como pueden ser historias, la mayoría poco agradables pues no son más que el reflejo de una mente enfermiza y que se muere antes de haber empezado a vivir, un ejemplo seria una historieta a medio acabar que trata la vida de varios personajes embarcados que simplemente tienen un final abrupto, absurdo, y sin sentido; otro serían cartas de suicidio sin destinatario; otro más seria la descomposición de la mente de una persona a su nivel más básico de funcionamiento, pues su conciencia no es más que un método para sobrevivir, una manera más precisa de administrar químicos.
Cuando te digo un solo proyecto, es el más ambicioso que una persona es capaz de llevar ella sola. Crear vida de manera artificial emulando a lo que nosotros llamamos humanidad. Muchos se han reido cuando le he explicado esta idea, otros han preferido ignorarme, y otro simplemente desconocen el significado de mis palabras. Y para cumplir con este proyecto, me he aislado a tal punto que quienes se supone que deberían conocerme, por lo menos mis inquietudes, mis problemas, mis aficiones; ignoran esta parte de mi vida, y cuando te digo que no duermo es porque ando intentando ser un dios entre mortales. Sin embargo, ser algo que no existe, y es imposible a su vez, es complejo y frustrante.
Por eso, todo el dolor que me causa lo rebajo con gente que por lo menos no piensa en las mismas obsesiones que yo.
Cuando te digo que he de hacer el máster o el doctorado en nosedonde, te miento.
Existe gente especializada en automatizar su trabajo, que es pensar soluciones, y con dar una genérica que simplemente repite y perfecciona les sobra, se llaman expertos en IA (Inteligencia Artificial). Y no sé quien me puede ayudar, si me pueden ayudar a cumplir un imposible.
Siempre quise ser artista, pero no de los que hacen pintura o arquitectura, ni escultura. Siempre quise escribir. Y la música, ¿a caso no es eso? Pero soy demasiado torpe para los instrumentos de percusión, muy lento para la cuerda o el piano, y me falta pulmón para cantar o los instrumentos de viento. Así que mi música es escribirte. A ti, a mi cura de la soledad.
Todos los días me debato entre si seguir y acabar por un lado, o romper con todo y volver a empezar de cero. Jamás me decido. Me dejo llevar por una especie de inercia. Ahora solo te tocaba escoger a ti, y has escogido lo que ya te advertí, lo que te han advertido tus amigas, y tu familia. Y no me duele, pero me hace llorar, o por lo menos estar triste. Pues el aislamiento da tiempo para pensar, y cada dia que pasa pienso más en todo, y menos en mí. Tú te agobias, yo vivo en un debate continuo, donde lo único que me puedo permitir sentir de verdad es el vértigo que me causa escoger una de todas las cosas que haría.
Cada vez que lo hago, mi mundo se tambalea como un castillo de naipes cuando soplas, pero nunca cae. Y eso me supone una presión que ha hecho mella, pues ahora ni siento un mínimo de ilusión.
Así que, para mí, mi propia cabeza no es más que una prisión en la que nadie entra y ni sale; y hay cuarenta locos dentro tratando de matarse a diario a ver quien queda el último, y lo único que consiguen es que mi mundo se caiga a trozos más grandes a cada dia mientras miro y me apuñalo a mi mismo esperando que todo me vaya mal.
No se si odiarme, o quererme, pero contigo no dudo. Y si tu te agobias con tus ideas, con tus sueños, con tu futuro, yo lo puedo soportar, pero me mataría dejarte, y que lo pases mal por ello.
De esta manera, no me despido ni saludo, solo hablo sin esperar respuesta, digo que te quiero y siempre te querré.
El niño del cumpleaños muerto nunca te abandonará; el hijo sin familia, sino viva y cuidando de él, siempre estará enamorado de ti; el solitario loco, siempre estará hambriento de tu curiosidad; el simple hombre, siempre te deseará; el pobre nómada, siempre esperará en la misma tienda a que entres; y yo, el egoísta que no puede aguantar más sin que te tenga entre sus brazos, lo superará.
Cómo última parte de mi nota, pues las lágrimas qué, tímidas, no querían salir, ahora no quieren parar de hacerlo, y no veo lo que escribo, y me da miedo manchar mi lamento, con otro más tangible y perecedero.
Date por enterada que has conseguido devolverle la ilusión a una persona que andaba muerta en vida, que le has recordado que se merece estar vivo, que ya no hace falta que busque su autodestrucción mediante su propia creación.
Solo debes saber que cerca de obrar un milagro, has conseguido que alguien como yo, vacío y roto por su mismo puño, pueda sentir algo más que odio e ira, pues me he enamorado y siento un profundo dolor, que hasta parece placentero casi convirtiéndose en un ligero alivio. Y por eso, debemos no ir más allá de la amistad. Por eso seguiré queriéndote igual que en la playa, igual que en mi casa, igual pero en el secreto del recuerdo.



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